AUNQUE EN CASA ESTÉN
LLAMANDO (R. Pulido 29/3/2016)
Y el mundo mira a otro
lado
mientras que pueblos
enteros
desesperados y
hambrientos
buscan refugio y
sosiego,
cruzan mares, cruzan
ríos
cruzan montañas,
senderos;
van con sus hijos a
cuesta
sus familiares con
ellos,
sus pertenencias
dejaron
en el país que nacieron.
Nada ya pueden perder,
el cielo tienen por
techo,
su colchón es: barro,
agua,
con suerte un verde
sendero
o el plástico de una
tienda
si llegaron los primeros.
Solo una vida les queda
llena de miedos y
riesgos,
impotencia, incertidumbre
por ver que será de
ellos,
si encontrarán acogida,
si alguien velará por
ellos.
Y entretanto el mundo
sigue
mirando para otro lado,
porque esto nos pilla
lejos
aunque en casa estén
llamando.
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