viernes, 1 de abril de 2016


AUNQUE EN CASA ESTÉN LLAMANDO (R. Pulido 29/3/2016)

Y el mundo mira a otro lado
mientras que pueblos enteros
desesperados y hambrientos
buscan refugio y sosiego,
cruzan mares, cruzan ríos
cruzan montañas, senderos;
van con sus hijos a cuesta
sus familiares con ellos,
sus pertenencias dejaron
en el país que nacieron.

Nada ya pueden perder,
el cielo tienen por techo,
su colchón es: barro, agua,
con suerte un verde sendero
o el plástico de una tienda
si  llegaron los primeros.

Solo una vida les queda
llena de miedos y riesgos,
impotencia,  incertidumbre
por ver que será de ellos,
si encontrarán acogida,
si alguien velará por ellos.

Y entretanto el mundo sigue
mirando para otro lado,
porque esto nos pilla lejos

aunque en casa estén llamando.