sábado, 26 de octubre de 2013

¿POR QUÉ DECIR MALOSTRATOS….?

Por qué decir malos tratos
si hablamos de terrorismo,
cuando a una mujer se agrede
o se traumatiza a un niño.

Se le maltrata a una prenda
que usas indebidamente,
por rozarla entre las piedras
o darla un trato imprudente.
Se maltrata a un animal
si en una ocasión le agredes,
si le fuerzas a una carga
con la que apenas si puede.
Pero, hablamos de personas,
cuando a una mujer se agrede,
a la que algún animal,
antes de agredir, somete.
unas veces con palabras
y amenazas persistentes,
viviendo aterrorizada
por el  miedo que le tienen.
Otras veces descargando
su brutalidad y rabia,
sólo por contradecirle,
o poner en duda su casta.

La represión terrorista
se ejerce de muchas formas,
sin que intervengan pistolas
o explosione alguna bomba.

Es terror lo que se infunde
cuando te temen en casa,
si tu llegada supone
el miedo a las represalias,
porque vengas muy bebido
o te bullen las entrañas;
que has de tener muy podridas
para guardar tanta saña.

Cuando vidas condicionas
a tu personal capricho,
por sentirte poderoso,
por creer que así has vencido;
disfrutando de los daños
que con ello has infringido.

Terror lo que cada día
padeces en tu trabajo,
si vives bajo la amenaza de,
o lo haces, o vas al paro.
Cargando sobre tus espaldas:
la casa que estás pagando,
tu pareja, que ya no cobra,
los hijos que estás criando.

El terror que ejerce el banco
reclamando tu hipoteca,
cuando no tienes recursos
y la calle es lo que queda.

De los daños del maltrato
te liberas con tiritas,
si es terror lo que has sufrido
forma parte de tu vida
aunque muera tu agresor,
o le encierren de por vida.
R. Pulido 23/10/2013

miércoles, 9 de enero de 2013

LA RESIDENCIA


Se quedó en la residencia pensativa y algo triste,
sumida en la incertidumbre por los cambios que  la esperan
con preguntas sin respuestas que aclaren sus muchas dudas,
abrumada de atenciones por todos los que se acercan,
que pretenden animarla o cubrir las apariencias.

La acompaño en el paseo y a todos se la presentan.
Encuentra antiguas amigas, y algunas no la recuerdan.
Han pasado muchos años, y la memoria no es buena;
recurren a parentescos o apodos que algunos tengan
y vienen a sus memorias anécdotas que ocurrieran
de su infancia, juventud, o jóvenes casaderas,
y se funden en abrazos y se animan todas ellas.

-Nos veremos con frecuencia…, -mi habitación está cerca,
-La mía es la de tu izquierda…, -a la derecha está Petra…
-Aquí, lo pasamos bien contándonos nuestras penas
y si el buen tiempo acompaña el sol el jardín calienta
y podemos pasear hasta la hora de la cena.

-No quiero ser una carga…, -me dice para animarme,
y me pregunta… ¿Qué hago... para no darle guerra a nadie?
-No pienses en esas cosas…, de ti debes preocuparte
-Si estás a gusto te quedas, y si no, puedes marcharte
-Bueno, aquí están mis hermanos, que pueden acompañarme,
y si me encuentro con ganas puedo a su casa acercarme.

Llega la hora de irse…, la despedida se acerca,
de nuevo surgen las dudas que bullen en mi cabeza,
dudas que como las suyas tampoco tienen respuestas.
Disimulo y hago bromas para romper mi tristeza.
¡Qué dura es la decisión, si atrás dejas a la abuela!
Ramón Pulido 5/1/2013